A mi blog se le fue el fondo! Cuando me haga un tiempito lo arreglo...

La hoja (en blanco) – El desafío de la blancura

La hoja. En blanco. Legal. Como debe ser. Mis manos. Mis dedos. Mis brazos. Mi cuerpo. Dos galaxias que se cruzan cuando no se esperan.

Nunca pude superar “el desafío de la blancura”. Para mí el momento de escribir es el momento de parir. Y me gusta el parto natural. Yo, el mismo que nació por cesárea un mes antes de lo planeado. Como signado por ese tajo antinatural que me desarraigó de mi omnipresente madre, esa que como no pudo parirme como y cuando lo esperaba quiso abrigarme por siempre bajo su falda. Pero yo elegí tejerme la propia.

Por momentos me pregunto qué tan propia es esa falda. Será una imitación de la materna? La mía tiene pito. La de mi madre no. O sí?

Sí, estoy frente a la hoja en blanco. Pero porque llegó el momento. No porque la haya encarado por deber ni por obligación.

Digo estupideces. Afortunadamente, sólo de vez en cuando. Pero siempre que las digo por escrito, lo hago inconteniblemente, casi clandestinamente, ocupando el espacio que mi computadora le tenía guardado. No es una hoja en blanco. Es una hoja con letras invisibles a las que voy poniéndole color a fuerza de sangre. Esa misma sangre que me vio nacer. La mía, la de mi madre, mezcladas como una sola.

Porque ni siquiera al nacer quise la hoja en blanco. Elegí parirme antes, no cuando todo estuviera listo y expectante. Cuando la vorágine de la vida latió con fuerza. Mi vorágine. Mi vida. Mi fuerza. Esa misma que corre por mi sangre, por mis venas.

Exudo, chorreo, mojo, humedezco, empapo, arrecio. Con letras. Con sangre. Con el pulso de mi cuerpo estallando sobre la hoja virtual mansillada de repente.

Tan ilegal, tan maravilloso. Tan violento como inescrupuloso. Me lanzo hacia el acotado abismo de una fría pantalla que no sabe cómo detener tanta locura, tanto desenfreno.

Entonces me freno. Observo la hoja. En blanco? No, en negro.

Amo escribir en negro.

Qué hice? Cómo pude? Quién sabe… tantas preguntas se esconden tras esas dos…

No puedo responderlas. No quiero responderlas. Por eso sigo, continúo, avanzo. Dejo atrás lo inevitable.

Otro día me las encontraré, luego de pintar otra hoja.

Otra página.

De mi vida.

3 comentarios:

  1. me atrevo a escribir algo que pense sobre una custion que em quedo en la cabeza, algo que encontre en un libro que estoy leyendo...Se accede a la verdad a travez de la incredulidad y el escepticismo, no atravez del deseo infantil de que algo se produzcA..ñ.entonces ponerse en manos de dios es la verdad y el camino? o no es mas que un deso infantil, es el deseo de no moriir...que va?..solo una ocurrencia...

  2. Dani...
    lo primero que me vino eso de legal como debe ser... ja! grosso che... sobre todo en tanto contexto de natural y algo nonato... los hijos naturales se tienen, por ahí... escribir cuesta sí, porque desgarra mucho, a mí me pesa, tal vez porque al quitarme palabras de adentro me desarma, y yo me quedo en blanco... puede ser! ahora que lo pienso... mejor quedo en blanco y entrego mis palabras al viento para que vayan a volar y a vivir su propia vida...

    "Yo he preferido hablar de cosas imposibles... porque de lo posible se sabe demasiado"

    "Porque sos pueblo, te quiero!"

    Chris

  3. Cómo no espantarse ante la hoja en blanco, y sobre todo si es "papel legal" como dice Chris...eso suena a autoridad, a vigilancia, a espera...tal vez de lo que debemos escribir y no podemos o no sabemos cómo.
    Parir nuestra propia verdad, escupirla sobre la hoja expectante, mezcla de sangres...cuanta poesía y cuanto sudor...
    Confieso que he vivido "bajo la pollera" de mi madre durante mucho tiempo y ahora elijo otra mujer que no usa polleras pero me envuelve entre sus piernas...
    Exquisito, como todo lo que me provoca tu ser.
    Te quiero

GENIAL

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sin palabras